sábado, 10 de julio de 2010

El certamen literario “Molino de Viento de la Bella Quiteria

Hace ahora 35 años que tuvo lugar la primera edición de un peculiar y curioso concurso literario, el del Molino de la Bella Quiteria, que cada primer sábado de julio se celebra en Munera, un pueblo de la provincia de Albacete.

Se trata de uno de los certámenes más célebre y reconocido de la región, y que cuenta con una dilatada tradición y una elevada participación; a lo largo de las diferentes ediciones escritores de todos los rincones de nuestra geografía han presentado sus trabajos y obtenido el reconocimiento del jurado. La fama de este concurso ha traspasado nuestras fronteras adquiriendo dimensiones internacionales con participantes, en ediciones anteriores, de lugares tan lejanos como Luxemburgo, Argentina o México.

Es muy posible que los lectores hayan asociado ya el nombre de este certamen con el del personaje principal de uno de los episodios más conocidos de la famosa novela de Miguel de Cervantes; se trata de Quiteria, la bellísima novia del pasaje titulado Las bodas de Camacho que, según la expertos y críticos como Otto Neussell, J. García Templado o Samuel de los Santos, está localizado en esta población manchega, en una zona muy próxima a la que hoy alberga el famoso molino, y que se relata en los capítulos XIX, XX y XXI de la segunda parte del Quijote.

El nombre de Quiteria era muy popular antiguamente en esta población ya que en ella se erigía la iglesia de Santa Quiteria, la primera que tuvo el municipio, hoy desaparecida, y era usual poner a las nacidas en ella el nombre de la santa local. Por otro lado, en la obra podemos hallar diferentes alusiones a zonas reconocibles de los alrededores (Sotuélamos, cueva de Montesinos…).

La idea de la construcción de un molino de viento, emblema de la obra cervantina, en ese lugar así como la institución y organización del concurso surge del matrimonio formado por el periodista Enrique García Solana, cronista oficial de la villa, y su esposa Amparo Gavidia Murcia, maestra de profesión, como homenaje al escritor alcalaíno y a su novela más universal, y se hace realidad en la primavera del 1975 con la inauguración del molino y la 1ª edición del certamen literario.

Hoy día, el molino se ha transformado en un interesante museo foto-etnológico en el que se llevan a cabo diversas actividades culturales entre la que destaca el certamen literario cuyos premios se entregan en un acto público al que puede asistir todo aquel que lo desee.

El concurso se convoca cada año en el mes de marzo y la fase de presentación de trabajos finaliza el 31 de mayo. El fallo del jurado se hace público mediante la lectura del acta el primer sábado del mes de julio, a las siete de la tarde, por decisión de don Enrique quien estudió la climatología local y concluyó que ese día no había llovido casi nunca en la localidad de ahí que se eligiera esa fecha; de hecho, en sus 35 años de andadura, nunca se ha suspendido por ese motivo.

El acto, que se lleva a cabo a la sombra del molino con la asistencia de un nutrido grupo de personas, escritores, profesores, amigos y, en general, amantes de la literatura, consiste en una presentación con lectura de algún pasaje del Quijote, y la entrega de premios a los ganadores que leen sus trabajos ante la audiencia; a continuación reciben como galardón, de manos de la fundadora, doña Amparo, una obra original realizada por el ceramista conquense Adrián Navarro Calero, y una pieza de cuchillería artesana de Albacete, una navaja en cuya hoja aparece grabada la edición en la que han sido premiados.

En esta ocasión se han presentado 125 trabajos, entre las categorías de poesía y prosa, y los ganadores se reparten entre Toledo, Madrid, Sevilla, Cuenca y Jaén.

Concluida la entrega de trofeos, el alcalde de la localidad pronuncia un pequeño discurso, y cierra el acto la propia doña Amparo que dirige unas palabras a los asistentes agradeciendo a todos su presencia y participación.

A continuación, la organización ofrece a los presentes una merienda manchega, emulando en lo que debió consistir el banquete de las famosa boda de Quiteria y Camacho, constituida por productos típicos de los que el plato fuerte son las gachas en sartén acompañadas de tajadas de tocino, güeñas, queso, y embutidos caseros con pan sentado y ensalada, bañado todo ello con cuerva hecha con vino de la tierra.

Un dato curioso, del cual se advierte en las invitaciones, es que todos los asistentes deben acudir provistos de la tradicional navaja albaceteña a modo de cubierto para poder degustar estos manjares también al modo tradicional. La cena se concluye con un delicioso postre al que Cervantes se refiere como “frutas de sartén” y que no son sino rolletes fritos rebozados en azúcar o miel.

Concluido el ágape los asistentes se agrupan para charlar en amenas tertulias que finalizan con la caída del sol.

El Concurso literario Molino de la bella Quiteria no es, obviamente, un certamen al uso sino que sus fundadores han sabido convertir este acontecimiento en una celebración en la que se aúna el placer de la literatura y el de la gastronomía, arte y fiesta, recreando al mismo tiempo uno de los pasajes más relevantes de la obra más universal de todos los tiempos: Las bodas de Camacho, de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.

Cada primer sábado del mes de julio, a las siete de la tarde, todo aquel que lo desee puede asistir a una fiesta en la que los anfitriones agasajan a sus invitados, como si de una boda se tratara, con exquisitos platos y los deleitan, al mismo tiempo, con la lectura de variados textos literarios.


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